En nuestro programa del pasado jueves 8 de octubre hemos desenterrado de los confines de La Bóveda el primer y genial álbum de La Cofradía De La Flor Solar, un autotitulado de 1971.
Este álbum es en realidad el fruto de una colaboración entre los miembros de la verdadera Cofradía, un grupo errante de hippies que se reunían en torno a una casa que habían bautizado La Casa De La Luna, en La Plata. Allí, músicos como los que luego formarían la banda de La Cofradía De La Flor Solar Kubero Díaz, Morcy Requena y Manija Paz convivían con escritores como Jorge Pistocchi (a posteriori fundador del Expreso Imaginario) y Miguel Grinberg. Se trataba de una arquetípica comunidad hippie autogestionada con la cual cada uno de sus miembros colaboraba para hacer de ella un proyecto sostenible donde, además, se le permitiera a quienes allí vivían desarrollar todas sus potencialidades. Es en este marco que la banda de La Cofradía comienza a crecer primero como trío, luego como quinteto (se agregan un joven Skay Beilinson y Quique Gornatti en guitarras) y editan su primer simple, "La Mufa"/"Sombra Fugaz Por La Ciudad" en 1969.
No es hasta 1971, un par de años después de continuar fogueándose, que finalmente La Cofradía De La Flor Solar llega al elepé. La Cofradía De La Flor Solar, el álbum, es -como la mayoría de los discos de rock de la época- comandado desde la consola por Billy Bond y comprime en un volumen todas las posibilidades que La Cofradía tenía como ensamble musical: hay rock and roll duro y descarnado -una canción que escuchamos en nuestro #17, "Se Ama O No Se Ama", así lo demuestra- y también un fuerte influjo psicodélico en temas como el que cerró nuestro informe, "Quiero Ser Una Luciérnaga" y demás canciones viajeras como "Nos Encontraremos En Alguna Parte", todo matizado con las volátiles líricas del grupo e inteligentes instrumentaciones, sólidas y sencillas.
El disco se convirtió rápidamente en un material injustamente olvidado en la vorágine de ediciones de aquellos años, que encontraban a grandes artistas en momentos de alta creatividad y prolífica grabación. Sin embargo, siempre fue un clásico para todos los que creían que se podían hacer las cosas de una manera distinta no sólo en la música sino en la vida. La Cofradía De La Flor Solar representó un hermoso sueño, una utopía que se realizó fugazmente y dejó este álbum como testimonio. Por eso lo rescatamos de La Bóveda. Porque todos necesitamos sueños.
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