Nuestro Disco Del Día para el pasado jueves 8 de octubre fue el tercer, último y póstumo álbum de Sublime, un autotitulado de 1996.
Este disco, que paradójicamente marca el máximo suceso de la historia del grupo (y su primer material para un sello grande) marca también un momento duro para ellos, ya que fue lanzado dos semanas después del fallecimiento de su líder y factótum Bradley Nowell, víctima de una sobredosis de heroína un 25 de mayo de 1996. Sublime, el álbum, igualmente estaba finalizado y el grupo decidió lanzarlo con un arte de tapa que conmemoraba al propio Nowell (su tatuaje en la espalda es la imagen frontal, de hecho). Todos estos antecedentes no empañan la verdadera calidad de este genial material y mucho menos su éxito el cual, lamentablemente, su máximo responsable (Nowell) no pudo disfrutar.Es que Sublime marca a las claras todo lo que la banda podía lograr: es un material variado -en nuestro #17 hemos escuchado canciones desde cuasi punk como "Seed" hasta reggaes de gran cadencia como "Pawn Shop" pasando por rocanroles como "Under My Voodoo"- en donde Nowell y los suyos repasan sus múltiples influencias con la prestancia de quien las conoce al dedillo. Sublime creció al calor del ska y el reggae pero, mientras comenzaba a destacarse en la costa oeste, aprendió a tocar todos los estilos que luego volcó en sus dos discos anteriores y fundamentalmente en este material.
Lamentablemente el fallecimiento de Bradley le quitó a Sublime la posibilidad de crecer al calor de todo lo que habían demostrado que podían hacer. Afortunadamente, quizás, el gran público sí entendió que debían de escuchar Sublime y lo hizo, convirtiéndolo en un justiciero -y póstumo- fenómeno de ventas y eternizándolo para que nosotros aquí lo tomáramos como Disco Del Día.
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