En nuestro programa del pasado jueves 3 de septiembre desenterramos de La Bóveda el primer y fantástico álbum de The Presidents Of The United States Of America, un autotitulado editado en 1995.
Este disco es uno de los volúmenes clave en el inicio de lo que luego daría en llamarse indie rock, ya que se circunscribe justamente entre los pocos meses que siguieron al suicidio de Kurt Cobain y -por ende- al lento declive del grunge; y además demuestra una separación radical con la forma de hacer música en aquellos tiempos. Efectivamente, The Presidents Of The United States Of America es la obra de un trío que mentalmente se alejaba bastante de lo que podía escucharse en las radios de aquel momento, propalados principalmente por la mente de su creativo máximo Chris Ballew -compositor de la mayoría de las canciones- pero con los decisivos aportes de Dave Dederer y Jason Finn.
Estos tres muchachos componían una agrupación extraña, ya que Ballew tocaba el basitar -especie de guitarra con dos cuerdas de bajo- y Dederer el guitbass -bajo con tres cuerdas de guitarra- lo que le daba al grupo una forma muy particular de encarar las canciones. Esto se notó particularmente en sus dos éxitos del '95, "Lump" y (fundamentalmente) "Peaches" -que escuchamos en nuestro #12- los cuales le ganaron al grupo una notoriedad interesante y que se expresó en nominaciones sucesivas al Grammy y momentánea atención de la prensa especializada.
Lamentablemente, los Presidents fueron tratados por estos medios como una típica banda one hit wonder, ya que estos ignoraban que muy probablemente los mejores temas de aquel autotitulado no fueran esos que sonaban en la radio: ejemplos que escuchamos como "Body" y "Feather Pluckn" (que cerró nuestro informe) así lo demuestran y dan a entender que estamos ante algo grandioso. No en vano la banda, aún hoy, es idolatrada por un grupúsculo de seguidores que le reconocen lo que nosotros intentamos, también, hacer notar.
Que esta banda, y particularmente su primer álbum, es una de las genialidades olvidadas de la vorágine del rock. Por eso intentamos quitarla, para siempre, de La Bóveda.
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